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Daniela Padilla Late Night Feelings

Líneas paralelas en sentido contrario

Las caídas emocionales las empiezo a normalizar, el constante ritmo acelerado de mi corazón duele más, arde, destroza, me deja desnuda sin ningún muro imaginario que pueda mantener más de pie. Desecho las etiquetas que tengo de mí, no quiero temblar, no quiero tropezar, no quiero quedarme atrapada en la peor versión que tengo de mí misma. Tras vueltas y brincos descontrolados, mentiras e incertidumbre salgo a través de la ventana de mi habitación e introduzco lo único que me queda de humano, lo desecho y rompo en llanto.

               Entre el abismo de las infinitas puñaladas hacia mi alma y las uñas quebradas por la ansiedad constante, preguntas que no consigo responder, el escalofrío del efímero suspiro por tratar de no soltarme, la imperfección me acoge y me reprocha y es ahí cuando no tengo a dónde ir.

Con la espalda tiesa y los brazos perplejos permiten que mis ojos deambulen y hagan círculos mientras estoy sumergida en las frías burbujas que se crean y destruyen al momento que doy la primera bocanada de aire fresco y reconfortante. Retiro el cabello de la frente y acomodo la blusa que parece ser que se desacomodó. Flotando en la agonía de mis pensamientos, mi piel está blanca como la nieve y mis extremidades con un pequeño tono lila. Ante el primer flash, las risas carentes de cordura me limito a sonreír, reprimirme y soltar un poco la hiperactividad que llevo cargando y guardo en esas playlist que me permito bailar mientras bajo las escaleras.

Por Daniela Padilla Delgado

Estudiante de la ciencia, tenista y mexicana. La astronomía ha sido mi interés desde que tengo conciencia, busco mi espiritualidad en la filosofía de lo que le encuentro sentido. Me gustan los procesos de soldadura tanto como los del arte. Amante de ver las casas pasar mientras viajo en coche.

daniela.padillade@gmail.com

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